Todo terminó
Aug. 16th, 2006 09:54 pm![[personal profile]](https://www.dreamwidth.org/img/silk/identity/user.png)
Escribo esto mientras aguardo a que salga el sol.
Fue rápido, tan sólo un día desde la última vez que escribí. Comenzamos a cruzar las ruinas en silencio. Sólo Rhafim parecía contento y es que, al enterarse del destino de Aephral, no sé, pareció tomarlo muy bien. No recordaba que Rhafim ignoraba que tras hacer la última invocacion, el invocador moría. Vi la expresión de su cara y sé que le cayó de peso, aunque al final se lo tomara con tranquilidad. No sé si hablaba de la muerte de Aephral constantemente a fin de no hacerlo sentir mal, o si era a fin de hacerse a si mismo sentir bien, no lo sé, pero me gustaría tener la energía que el tuvo desde el principio y hasta el final.
Cuando ya casi llegabamos al templo le comenté a Aephral sobre Hawk, que él era el tipo de negro, y le pregunté si estaba seguro de que en verdado lo había matado. Me dijo que sí y yo dudé; le dije que lo había visto cuando me uní a los fanáticos y que había sido él quien me hizo olvidar diciendo que no me permitiría interferir. Le pregunté a mi tío si sabía a lo que se refería y él sólo dió un respingo. "Quizás..." me dijo.
Cuando llegamos al templo de Zanarkand atravesamos una especie de salon muy grande, luego un par de cámaras contiguas y al final había una plataforma que nos llevó a un piso superior. Todos estabamos en silencio, no estabamos seguros de lo que sucedería ahora y, de pronto, nos encontramos en un lugar muy extraño.
Definitivamente estabamos dentro del edificio en ruinas y, sin embargo, un cielo estrellado nos rodeaba a donde quiera que mirábamos. Ante nosotros aparecio una mujer de gran porte, un tanto altiva. Por alguna razón ella pareció reconocer a mi tío y recordé que él ya había venido aqui antes, como guardian de mi madre.
Eella nos dió una extraña bienvenida y enseguida le dijo a mi tío que hiciera su elección. Niguno de nosotros entendía de que hablaba, pero luego ella lo explicó: Alguien debía ofrecerse para ser el "sacrificio" y convertirse en el Aeon final. Decía que lo ideal era que se treatase de alguien con quien tuviera un fuerte vínculo.
Po un momento mi menté voló sola y me dije a mi mismo que quería ser yo, que yo quería ser el Aeon de mi tío. De esta forma no volvería a quedarme solo cuando él se fuera ya que yo iría con él, pero luegto vinieron a mi mente muchas cosas, entre ellas lo que Aephral había estado haciendo durante todo el viaje, Sanyed dijo que al alejarme de su lado mi tío solo intentaba protegerme. Si al final de todo yo muriera junto con él, estoy seguro de que él estaría muy triste y yo no quería que vilviera a llorar por mi, ni una vez mas. Creo que fue por eso que me quedé callado y no dije nada cuando Aephral se ofreció a si mismo como sacrificio. Me sorprendí pero tenía la sensación de que haría algo así, despúés de todo, él no dejaría que nos pasara nada a ninguno de nosotros.
La mujer dió un respingo y al principio no estaba de acuerdo pero luego de alegar un rato con mi tío, accedio. Lo cierto era que ella tenpia razón, ¿Quien controlaría al Aeon final si el Invocador se convertía en él?. Mi tío dijo que había un invocador que lo haría, otro aparte de él. Yunalesca accedió y yo supuse, al principio, que ese otro invocador de quien mi tío hablaba era la sombra de mi madre.
Se fueron los dos solos por unas escaleras que llevaban a ningun lado y nosotros fuimos obligados a salir del templo. Esperaríamos afuera a niestro Invocador tal y como decían las reglas. La espera fue mucho mas corta que en ocasiones anteriores, pero para mi fue la más dura, la más inquietante. Me preguntaba si volvería a ver a Aephral al menos una vez mas porque, cuando se fue con ella, yo no había podido decirle nada. Para mi fortuna se me concedió mi deseo.
Aephral apareció caminando a traves de la puerta, parecía el mismo de siempre y me pregunté que era lo que habpia sucedido. Estaba por preguntarle algo cuando apareció Hawk hondeando nuevamente esa espada roja. Esta vez se había retirado la capucha y pude ver su cara, sonriente, burlona... cruel. No podía creer que realmente se tratara del padre amoroso que yo recordaba.
Aephral se acercó a él y al principio intercambiaron ataques, luego, de pronto, hablaban. Cuando Aephral levantó el báculo y comenzó a hacer esa danza ritual que se usa para enviar a las almas de los muertos al otro mundo, Hawk poco a poco comenzó a convertirse en pequeñas luces incandecentes que flotaban en el aire. Me pareció ver por un momento la expresión del viejo Hawk en él cuando, finalmente, desapareció.
Por un momento no comprendí porque no había opuesto resistencia, pero luego comprendí que, lo que Hawk quería era ser Enviado, supongo que luego de morir, toda su tristeza y su odio lo mantuvo atrapado en este mundo y lo convirtio en "el sujeto de negro". Después de todo, no hubo nadie que pudiera Enviarlo en aquel momento.
Lo cierto es que la violencia no era necesaria, ¿Porque no simplemente le pidió a Aephral que lo hiciera? Eso es algo que creo que nunca comprenderé.
Emprendimos el viaje de regreso, esta vez en busca de Sin, no obstante no llegamos muy lejos y pronto nos detuvimos. No cenamos, todos estabamos demasiado expectantes, como si supieramos lo que iba a suceder desde el principio. Entonces, luego de un rato de silencio, Aephral se levantó "Yo pelearé sólo" dijo "Les agradezco que vinieran hasta aqui conmigo"
Quise llamarlo pero la garganta se me hizo un nudo. De pronto Sin estaba justo frente a nosotros y no pudimos mas que retroceder ante su aterradora grandeza, todos menos mi tío, quien exendiendo los brazos nos sonrió por última ves y de pronto hubo mucha luz. Me quedé ciego por un momento y no estoy seguro de lo que sucedió, pero recuerdo claramente haber visto un par de gigantescas alas blancas antes de despertar de lo que pareció ser un sueño y encontrarme jundo a Sanyed, Rhafim y Beilia en medio de las ruinas de Zanarkand y bajo el oscuro cielo estrellado.
Me tardé un momento en darme cuenta de que mi tío, Aephral, se había ido. Esta vez no importa cuanto corriera o cuanto le llamara, no volvería a alcanzarlo, no volvería a girarse y sonreír. Yo no volvería a salvarlo de carse de las escaleras ni volvería a hablar con él... nunca.
No volveré a verlo... nunca.
No estoy seguro de si lloré en ese momento. Fue como si todo se hubiera detenido. Ahí estabamos los cuatro completamente callados y esperando absolutamente nada porque ya no había nada que esperar, ya todo se había terminado.
A los pocos minutos Falker apareció. Al final él también había llegado a Zanarkan pero era tarde para él, mi tío le habpia ganado... que irónico me pareció en ese momento que él, el perdedor en la competencia, fuera el seobreviviente de la misma. No es que sedeara que las cosas fueran al reves, simplemente me pareció irónico.
Mientras dejábamos Zanarkand Falkes nos explicó que le había prometido a Aephral que él lo haría, que él sería el invocador de su Aeon final. Descubrí entonces que, cuando mi tio le dijo a la mujer del templo que había un invocador aparte de él, no estaba hablando de mi madre, sino de Falker. Entonces concluí que fueron Falker y mi tío quienes lucharon contra Sin, y que esas grandes y brillantes alas blancas pertenecían a Aephral...
Creo que no lloré en aquel momento, ni tampoco mientras volvíamos nuestros pasos comunicando al mundo que Sin habia sido derrotado y que reinaba una nueva Calma. Todos se regocijaban u lloraban de alegría a nuestro paso pero yo no hacía nada. Cuando llegamos a Guadosalam, Sanyed se separó de nisitros y volvió a reunirse con su familia. Me sentpi bien por ella pero nada más, era como si me hubiera desconectado del resto del mundo.
Con un poco de ayuda de Falker logré llevar a Rhafim de vuelta a su casa y nos separamos. Yo volví junto con él y con Beilia al pequeño poblado cerca de Luca donde se encuentra la pequeña casa de puerta estrecha y patio repreto de flores que se abrían en esa epoca. Ellos dos se fueron a casa, yo me senté en las escaleras de la entrada como hacía antes y, por primera vez me puse a llorar.
Al principio me reía, recordé que no tenía llave de esa puerta y me he quedado afuera, al principio me pareció muy gracioso hasta que me acordé que, antes, cuando quería entrar, tocaba la puerta y Aephral me abria...
Y me acordé que la última vez que salí por ella, la habí azotado y lo había dejado a él y a Beilia llorando. Y ahora era yo quien lloraba, soy yo quien llora porque me cuestra trabajo acostumbrarme a la idea de que estoy solo, por primera vez realmente estoy por mi cuenta. Mi madre y mi padre se han ido para siempre, igual que mi tío. Y aunque Beilia y Falker estan aqui, es casi como si fueramos desconocidos despues de todo lo que hice.
He pensado que quiza es tiempo de llorar, y mucho. Lo cierto es que lo he hecho mucho pero creo que nunca antes lo necesité tanto como ahora, porque a partir de este momento tendré que buscar la forma de seguir con mi vida a pesar de todo, porque he decidido quedarme detrás para cumplir el deseo de mi tio, a quien le debía una disculpa que, ahora que recuerdo, nunca le ofreci abiertamente....
Soy un asco. Mirénme aqui sentado frente a una puerta que no puedo abrir y mojando el cuaderno que me ha seguido a todos lados, que ridículo.
Pero me pondré bien, no sé en cuanto diepo pero creo que me pondre bien. No sé si lo mio con Beilia y Falker tenga solucion pero tengo que intentarlo porque durante todo este viaje aprendí que uno debe tener cuidado con lo que hace o dice a las peronas que aprecia porque siempre puede ser que no se tenga la oportunidad de enmendar una falta.
En cuanto pueda entrar a mi casa... mi casa...
En cuanto pueda entrar a mi casa, voy a arreglarlo todo, voy a cuidar de sus plantas y de todo lo demás, estoy seguro de que a él no le hubiera gustado que esas flores se marchitaran.
Me acuerdo de cuanto las amaba. Me acuerdo de tantas cosas. Es gracioso como hace unos meses no me acordaba de nada y ahora hasta me acuerdo de demasiadas cosas.
Basta, basta basta basta basta basta....
No puedo llorar toda mi vida, asi que prometo que cuando amanezca lo dejaré...
Y todo surgio porque apenas llegamos me enteré de que no habría una estatua suya a lado de la de mi madre.
Acabo de decidir, que romperé el vidrio y entraré por la ventana.
Es solo un vidrio, no creo que mi tío se enoje. Fue su culpa por no venir a abrirme la puerta.
Fue rápido, tan sólo un día desde la última vez que escribí. Comenzamos a cruzar las ruinas en silencio. Sólo Rhafim parecía contento y es que, al enterarse del destino de Aephral, no sé, pareció tomarlo muy bien. No recordaba que Rhafim ignoraba que tras hacer la última invocacion, el invocador moría. Vi la expresión de su cara y sé que le cayó de peso, aunque al final se lo tomara con tranquilidad. No sé si hablaba de la muerte de Aephral constantemente a fin de no hacerlo sentir mal, o si era a fin de hacerse a si mismo sentir bien, no lo sé, pero me gustaría tener la energía que el tuvo desde el principio y hasta el final.
Cuando ya casi llegabamos al templo le comenté a Aephral sobre Hawk, que él era el tipo de negro, y le pregunté si estaba seguro de que en verdado lo había matado. Me dijo que sí y yo dudé; le dije que lo había visto cuando me uní a los fanáticos y que había sido él quien me hizo olvidar diciendo que no me permitiría interferir. Le pregunté a mi tío si sabía a lo que se refería y él sólo dió un respingo. "Quizás..." me dijo.
Cuando llegamos al templo de Zanarkand atravesamos una especie de salon muy grande, luego un par de cámaras contiguas y al final había una plataforma que nos llevó a un piso superior. Todos estabamos en silencio, no estabamos seguros de lo que sucedería ahora y, de pronto, nos encontramos en un lugar muy extraño.
Definitivamente estabamos dentro del edificio en ruinas y, sin embargo, un cielo estrellado nos rodeaba a donde quiera que mirábamos. Ante nosotros aparecio una mujer de gran porte, un tanto altiva. Por alguna razón ella pareció reconocer a mi tío y recordé que él ya había venido aqui antes, como guardian de mi madre.
Eella nos dió una extraña bienvenida y enseguida le dijo a mi tío que hiciera su elección. Niguno de nosotros entendía de que hablaba, pero luego ella lo explicó: Alguien debía ofrecerse para ser el "sacrificio" y convertirse en el Aeon final. Decía que lo ideal era que se treatase de alguien con quien tuviera un fuerte vínculo.
Po un momento mi menté voló sola y me dije a mi mismo que quería ser yo, que yo quería ser el Aeon de mi tío. De esta forma no volvería a quedarme solo cuando él se fuera ya que yo iría con él, pero luegto vinieron a mi mente muchas cosas, entre ellas lo que Aephral había estado haciendo durante todo el viaje, Sanyed dijo que al alejarme de su lado mi tío solo intentaba protegerme. Si al final de todo yo muriera junto con él, estoy seguro de que él estaría muy triste y yo no quería que vilviera a llorar por mi, ni una vez mas. Creo que fue por eso que me quedé callado y no dije nada cuando Aephral se ofreció a si mismo como sacrificio. Me sorprendí pero tenía la sensación de que haría algo así, despúés de todo, él no dejaría que nos pasara nada a ninguno de nosotros.
La mujer dió un respingo y al principio no estaba de acuerdo pero luego de alegar un rato con mi tío, accedio. Lo cierto era que ella tenpia razón, ¿Quien controlaría al Aeon final si el Invocador se convertía en él?. Mi tío dijo que había un invocador que lo haría, otro aparte de él. Yunalesca accedió y yo supuse, al principio, que ese otro invocador de quien mi tío hablaba era la sombra de mi madre.
Se fueron los dos solos por unas escaleras que llevaban a ningun lado y nosotros fuimos obligados a salir del templo. Esperaríamos afuera a niestro Invocador tal y como decían las reglas. La espera fue mucho mas corta que en ocasiones anteriores, pero para mi fue la más dura, la más inquietante. Me preguntaba si volvería a ver a Aephral al menos una vez mas porque, cuando se fue con ella, yo no había podido decirle nada. Para mi fortuna se me concedió mi deseo.
Aephral apareció caminando a traves de la puerta, parecía el mismo de siempre y me pregunté que era lo que habpia sucedido. Estaba por preguntarle algo cuando apareció Hawk hondeando nuevamente esa espada roja. Esta vez se había retirado la capucha y pude ver su cara, sonriente, burlona... cruel. No podía creer que realmente se tratara del padre amoroso que yo recordaba.
Aephral se acercó a él y al principio intercambiaron ataques, luego, de pronto, hablaban. Cuando Aephral levantó el báculo y comenzó a hacer esa danza ritual que se usa para enviar a las almas de los muertos al otro mundo, Hawk poco a poco comenzó a convertirse en pequeñas luces incandecentes que flotaban en el aire. Me pareció ver por un momento la expresión del viejo Hawk en él cuando, finalmente, desapareció.
Por un momento no comprendí porque no había opuesto resistencia, pero luego comprendí que, lo que Hawk quería era ser Enviado, supongo que luego de morir, toda su tristeza y su odio lo mantuvo atrapado en este mundo y lo convirtio en "el sujeto de negro". Después de todo, no hubo nadie que pudiera Enviarlo en aquel momento.
Lo cierto es que la violencia no era necesaria, ¿Porque no simplemente le pidió a Aephral que lo hiciera? Eso es algo que creo que nunca comprenderé.
Emprendimos el viaje de regreso, esta vez en busca de Sin, no obstante no llegamos muy lejos y pronto nos detuvimos. No cenamos, todos estabamos demasiado expectantes, como si supieramos lo que iba a suceder desde el principio. Entonces, luego de un rato de silencio, Aephral se levantó "Yo pelearé sólo" dijo "Les agradezco que vinieran hasta aqui conmigo"
Quise llamarlo pero la garganta se me hizo un nudo. De pronto Sin estaba justo frente a nosotros y no pudimos mas que retroceder ante su aterradora grandeza, todos menos mi tío, quien exendiendo los brazos nos sonrió por última ves y de pronto hubo mucha luz. Me quedé ciego por un momento y no estoy seguro de lo que sucedió, pero recuerdo claramente haber visto un par de gigantescas alas blancas antes de despertar de lo que pareció ser un sueño y encontrarme jundo a Sanyed, Rhafim y Beilia en medio de las ruinas de Zanarkand y bajo el oscuro cielo estrellado.
Me tardé un momento en darme cuenta de que mi tío, Aephral, se había ido. Esta vez no importa cuanto corriera o cuanto le llamara, no volvería a alcanzarlo, no volvería a girarse y sonreír. Yo no volvería a salvarlo de carse de las escaleras ni volvería a hablar con él... nunca.
No volveré a verlo... nunca.
No estoy seguro de si lloré en ese momento. Fue como si todo se hubiera detenido. Ahí estabamos los cuatro completamente callados y esperando absolutamente nada porque ya no había nada que esperar, ya todo se había terminado.
A los pocos minutos Falker apareció. Al final él también había llegado a Zanarkan pero era tarde para él, mi tío le habpia ganado... que irónico me pareció en ese momento que él, el perdedor en la competencia, fuera el seobreviviente de la misma. No es que sedeara que las cosas fueran al reves, simplemente me pareció irónico.
Mientras dejábamos Zanarkand Falkes nos explicó que le había prometido a Aephral que él lo haría, que él sería el invocador de su Aeon final. Descubrí entonces que, cuando mi tio le dijo a la mujer del templo que había un invocador aparte de él, no estaba hablando de mi madre, sino de Falker. Entonces concluí que fueron Falker y mi tío quienes lucharon contra Sin, y que esas grandes y brillantes alas blancas pertenecían a Aephral...
Creo que no lloré en aquel momento, ni tampoco mientras volvíamos nuestros pasos comunicando al mundo que Sin habia sido derrotado y que reinaba una nueva Calma. Todos se regocijaban u lloraban de alegría a nuestro paso pero yo no hacía nada. Cuando llegamos a Guadosalam, Sanyed se separó de nisitros y volvió a reunirse con su familia. Me sentpi bien por ella pero nada más, era como si me hubiera desconectado del resto del mundo.
Con un poco de ayuda de Falker logré llevar a Rhafim de vuelta a su casa y nos separamos. Yo volví junto con él y con Beilia al pequeño poblado cerca de Luca donde se encuentra la pequeña casa de puerta estrecha y patio repreto de flores que se abrían en esa epoca. Ellos dos se fueron a casa, yo me senté en las escaleras de la entrada como hacía antes y, por primera vez me puse a llorar.
Al principio me reía, recordé que no tenía llave de esa puerta y me he quedado afuera, al principio me pareció muy gracioso hasta que me acordé que, antes, cuando quería entrar, tocaba la puerta y Aephral me abria...
Y me acordé que la última vez que salí por ella, la habí azotado y lo había dejado a él y a Beilia llorando. Y ahora era yo quien lloraba, soy yo quien llora porque me cuestra trabajo acostumbrarme a la idea de que estoy solo, por primera vez realmente estoy por mi cuenta. Mi madre y mi padre se han ido para siempre, igual que mi tío. Y aunque Beilia y Falker estan aqui, es casi como si fueramos desconocidos despues de todo lo que hice.
He pensado que quiza es tiempo de llorar, y mucho. Lo cierto es que lo he hecho mucho pero creo que nunca antes lo necesité tanto como ahora, porque a partir de este momento tendré que buscar la forma de seguir con mi vida a pesar de todo, porque he decidido quedarme detrás para cumplir el deseo de mi tio, a quien le debía una disculpa que, ahora que recuerdo, nunca le ofreci abiertamente....
Soy un asco. Mirénme aqui sentado frente a una puerta que no puedo abrir y mojando el cuaderno que me ha seguido a todos lados, que ridículo.
Pero me pondré bien, no sé en cuanto diepo pero creo que me pondre bien. No sé si lo mio con Beilia y Falker tenga solucion pero tengo que intentarlo porque durante todo este viaje aprendí que uno debe tener cuidado con lo que hace o dice a las peronas que aprecia porque siempre puede ser que no se tenga la oportunidad de enmendar una falta.
En cuanto pueda entrar a mi casa... mi casa...
En cuanto pueda entrar a mi casa, voy a arreglarlo todo, voy a cuidar de sus plantas y de todo lo demás, estoy seguro de que a él no le hubiera gustado que esas flores se marchitaran.
Me acuerdo de cuanto las amaba. Me acuerdo de tantas cosas. Es gracioso como hace unos meses no me acordaba de nada y ahora hasta me acuerdo de demasiadas cosas.
Basta, basta basta basta basta basta....
No puedo llorar toda mi vida, asi que prometo que cuando amanezca lo dejaré...
Y todo surgio porque apenas llegamos me enteré de que no habría una estatua suya a lado de la de mi madre.
Acabo de decidir, que romperé el vidrio y entraré por la ventana.
Es solo un vidrio, no creo que mi tío se enoje. Fue su culpa por no venir a abrirme la puerta.